Con esta letra de la habanera de Don Gil de Alcalá, interpretada por la Coral de “La Merced”, terminaba, anoche, la gala oficial del 25 aniversario de AFA- Huelva, en el Gran Teatro.
El BD es una crónica de urgencia de la conmemoración, donde AFA quiso agradecer la ayuda a siete personas decisivas en su nacimiento, construcción y puesta en marcha del Centro de Día de Alzheimer. Se levantó el telón del Gran Teatro y apareció una mujer; Ana Gil, con su voz y su palabra, dispuesta a conducir el acto.
A continuación, el brillante poeta, Juan Cobos Wilkins, recitó un precioso poema sobre el tema del Alzheimer, de su último libro.
Después, Rocio Muñoz, presidenta de AFA, recordó los momentos más relevantes de los 25 años de historia y entregó los reconocimientos y diplomas al equipo de profesionales. Yo tenía la satisfacción de ser uno de los reconocidos, por haber podido cederles el suelo (siendo alcalde), y por mi cariño y apoyo constante a una obra tan ejemplar.
La presidenta de AFA, Rocio Muñoz, me hizo entrega de un presente (imagen), con la siguiente inscripción: “En agradecimiento a Pedro Rodiguez. Por abrir una ventana al horizonte que soñamos alcanzar”.
SÓLO UN GRANITO DE ARENA
Amiga Rocio: nosotros pusimos un granito de arena, pero la montaña la habéis construido vosotros. Tú sabes que todos tenemos sueños, y que para hacerlos realidad se necesita trabajo, pasión, coraje y determinación. A ti y a tu equipo no os ha faltado nada de estas virtudes. Hace 25 años, tú y doce mujeres, os embarcasteis en una a gran aventura, sabiendo que para conseguir grandes cosas, debíais no sólo actuar, sino también soñar. No sólo planear, sino también creer. Rocio, para conseguir el apoyo de todos, sin excepción, ha acuñado un original lema: “Soy novia de todos, pero no me caso con ninguno”. En mi intervención resalté los beneficios que tiene para la sociedad civil cuando se unen todas las administraciones, sin pensar en ideologías.
Terminé, compartiendo con el publico que llenaba la Sala del Gran Teatro, unos versos tan tristes, como bonitos, enviados por un amigo, con su mujer enferma de Alzheimer, desde hace siete años.
“Si alguna vez me olvido quien soy
Ven y llévame al mar para que me funda en su azul
Dile a la luna llena que necesito verla
A las estrellas que vigilen para que no me apague”.
“Si alguna vez me olvido quien soy
enséñame montañas, sonrisas y nubes
y dime que me esperan
Susúrrame un “te quiero” para que mi corazón recuerde que es latir.
¡Si alguna vez olvido quien soy. No lo olvides tú!.